
Graves reconstruye lo que considera el lenguaje mágico de la
Europa antigua mediterránea y septentrional, vinculado a ceremonias religiosas
populares en honor a la diosa Luna. A lo largo del libro, relata como en Europa
y Oriente Próximo existían culturas matriarcales que adoraban a una Diosa
Suprema y que reconocían a los dioses masculinos solo como sus hijos, consortes
o víctimas para el sacrificio. Estas culturas, según Graves, fueron eliminadas
por la irrupción del patriarcado que arrebató a las mujeres su autoridad, elevó
los consortes de la Diosa a una posición de supremacía divina y reconstruyó
mitos y rituales para ocultar el pasado. Según el autor, la conquista
patriarcal llegó a Europa occidental alrededor del 400 a. C.
En La Diosa Blanca, Graves estudia numerosas tradiciones
mitológicas en busca de los antecedentes históricos y místicos de la poesía;
así comienza con la mitología griega, continúa a través del las supervivencias
de los bardos celtas y termina con referencias satíricas sobre la sociedad
contemporánea de autor. Este ensayo ha sido considerado como un punto de inflexión
en su obra poética en su obra poética y novelista.
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