Los Juegos Nemeos eran una de
las competiciones deportivas panhelénicas que se disputaban en
la Antigua Grecia, en una sede ubicaba en la Argólide denominada Nemea.
A los vencedores se les recompensaba con una corona de apio.
En su origen se trataba de unos juegos fúnebres y los jueces
iban vestidos de luto (color negro). Cerca del lugar donde se celebraban estos
juegos se hallaba el templo de Zeus Nemeo, del cual aún quedan en pie
algunas columnas, en un bosque sagrado de cipreses
Existen dos versiones míticas sobre el origen de estos
juegos: según una de ellas, se instituyeron como recuerdo de la hazaña de una
de las doce pruebas de Heracles. El león de
Nemea campaba por el país y aterrorizaba a sus habitantes hasta que
Heracles lo capturó y estranguló.
Mucho más conocido es el triste mito del
pequeño Ofeltes, rebautizado póstumamente como Arquémoro, que guarda
relación con la historia de los Siete contra Tebas: Polinices, el
hijo de Edipo, junto a otros seis jefes (entre los que
estaba Adrasto y el adivino Anfiarao), se rebeló
contra Tebas, donde reinaba su hermano Eteocles, alegando un acuerdo
no respetado. En su expedición llegaron hasta Nemea afligidos por la sed.
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